Poesía rescatada / Carlos Castro Saavedra.

Pienso que la poesía colombiana despierta de un letargo adorable pero mortal, este despertar es como un escalofrío y se llama Carlos Castro Saavedra. Su poesía recorre de arriba abajo a su patria, es poesía de aire y de espesura, es poesía con lo que le faltaba a los colombianos, porque allí existió siempre el riguroso mármol y el pétalo celeste, pero no estaba entre los materiales el pueblo, sus banderas, su sangre. Gran ejemplo es el de este joven poeta que de pronto asume toda la voz de un pueblo y se dispone a erigir de nuevo la dignidad sin más armas que su poesía. En Chile lo hemos escuchado con respeto y con admiración y de estos sentimientos han participado mayorías de chilenos. A mayorías de hombres se dirige este joven cantor y en él se traman con igual fulgor los dolores y las esperanzas colectivas. No pierde el sonido ni el calor porque en sus raíces van hondo en el subsuelo de la cultura y estas se fortalecen floreciendo para los pueblos. Por todo esto yo doy a mi joven hermano una hoja de laurel austral, de las tierras frías de Antofagasta y Patagonia. El anduvo errante entre la cordillera y el océano intranquilo de Chile, trabando amor con las luchas de mi pueblo valiente. Por eso es este un laurel de amor que dejó en sus páginas para que no pierdan el aroma de las tierras que lo vieron pasar con la herida patria en la frente como una estrella que sangraba. Su poesía restañará los dolores y encenderá su fulgor en la paz de su patria.
Pablo Neruda
12 de agosto de 1953
Los Guindos, Chile
[Tomado de presentación].

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